Templo de Lúxor

Durante nuestro viaje a Egipto contratamos la opción de hacer el crucero fluvial por el Nilo, y unos de los paseos que elegimos hacer, y que nos parece imprescindible, fue una visita al Templo de Lúxor. Como hemos comentado, es una visita casi obligatoria, dado que pocos templos se encuentran tan bien conservados como este, donde puede apreciarse perfectamente la arquitectura del Antiguo Egipto.

Nosotros contratamos un paquete completo, por lo que durante todo el recorrido nos acompañó un guía que hablaba nuestro idioma. Esta opción es mejor que hacerlo por libre, dado que si no se cuenta con una persona que vaya narrando la historia del lugar, pueden perderse muchos detalles. El Templo de Lúxor es, junto con las pirámides y el Valle de los Reyes, uno de los lugares que más nos ha impresionado. Un paseo por allí, sobre todo si es al atardecer, hace que uno pueda sentir que ha retrocedido en el tiempo y que está en el escenario de una película de faraones.

Este templo no decepciona a nadie que lo visita, su tamaño y los restos que allí vimos son espectaculares, más cuando es posible conocer cada detalle. Siempre se lo recomendamos a nuestros amigos que están pensando en viajar allí durante sus vacaciones.


Curiosidades del Templo de Lúxor

El Templo de Lúxor ofrece una gran cantidad de curiosidades inimaginadas. Las mencionaremos a continuación:

Un templo con diferentes cultos

A lo largo de la historia, este templo ha sufrido diferentes modificaciones, y es que, aunque originalmente fue un templo creado para adorar al dios Amón-Ra, es el importante del panteón, posteriormente llegó a albergar a otras deidades. Cuando los romanos llegaron a Egipto, instalaron allí una capilla en honor a Augusto, más tarde, con la llegada de los cristianos, se construyeron iglesias dentro del recinto del templo.

Posteriormente, se instaló una mezquita dedicada a Abu El-Hagag, un santo local cuyas reliquias se guardan en su interior. En definitiva, por allí han pasado griegos, romanos, cristianos y musulmanes, por lo que es un templo que ha tenido vida durante más de 3.500 años.

FOTO

Una ópera en el Templo

En más de una ocasión este sitio se ha convertido en un escenario teatral. Allí se ha llevado a cabo la representación de una de las óperas más afamadas de Verdi: Aída, que está ambientada en el Antiguo Egipto.

“No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos” – Cesare Pavese

La avenida de estatuas que marcan un camino

En el exterior se ve una avenida que se desarrolla frente a la entrada principal y que está flanqueada a ambos lados por sendas hileras de esfinges con cabezas mitad humanas, mitad carnero. Estas llevan hasta el Templo de Karnak, a tres kilómetros de distancia y constituido por 1.400 estatuas.

FOTO

Pintado de fuertes colores

Cualquier visita por Egipto (y por otros lugares) requiere que los visitantes echemos un poco de imaginación para poder disfrutar del lugar, dado que, como ocurre en este templo, solo quedan en pie partes de lo que un día fue. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, este era un templo cargado de color, en el que todos sus relieves estaban pintados de vibrantes tonos que aún pueden apreciarse parcialmente en algunos restos que hay en su interior.

Los constructores del templo

La construcción se comenzó allá por el año 1390 antes de Cristo, cuando reinaba Amenofis III, y no se pudo terminar hasta cien años después, cuando Ramsés II ya era faraón. Los reinados de ambos reyes van acompañados de una gran cantidad de curiosidades, como que a Amenofis su mujer le regaló 360 mujeres para tenerlo entretenido mientras ella gobernaba. Por otro lado, Ramsés III fue un faraón muy longevo para la época, pues llegó hasta los 80 años.

El Obelisco

El Obelisco de Lúxor se encuentra a la entrada del propio templo y es uno de los atractivos más llamativos e impresionantes que tiene el conjunto. Es lo primero que se ve en cuanto llegas a la zona, con lo cual parece que viene a darnos la bienvenida. Justo a su lado se observa el pedestal del que habría sido otro obelisco, que no se perdió, sino que fue trasladado a París y está en la Plaza de la Concordia: pasó del Nilo a las orillas del Sena.

Ambos fueron donados a Francia en 1830. Instigado por Jean-Francois Champollion, el primero viajó en barco y fue colocado en la Plaza de la Concordia. A cambio se les regaló a los egipcios un reloj, que en la actualidad adorna el patio de la mezquita de Muhammad Ali de El Cairo, aunque sus habitantes cuentan que este nunca funcionó. El segundo obelisco fue “devuelto” (aunque jamás salió de Egipto) por el presidente François Mitterrand durante su primer septenato en 1981.

Nadie pensaría que el gemelo del obelisco que se ve cuando se entra al templo está tan lejos, en un lugar que nada tiene ver culturalmente hablando, y que además es posible que lo hayamos visto en otra ocasión y no hayamos sido conscientes de su historia.

Precio y entradas

Para poder visitar el Templo de Lúxor es necesario reservar la excursión previamente (con bastante tiempo de antelación. Quien esté interesado puede hacerlo aquí. Los precios varían según quien haga la visita: los adultos deberán abonar 100 LE (5.9 euros) y los estudiantes tienen un descuento del 50% y solo deberán pagar 50 e (2.9 euros).

El horario para visitarlo es desde las seis de la mañana (6:00) hasta las nueve de la noche (21:00), y está abierto todos los días de año, por lo que, con reserva previa, siempre podrá visitarse, más allá de la época o la estación en la que se viaje.

Dónde está

El Templo de Lúxor se encuentra en la antigua ciudad de Tebas, en el centro de Egipto, cerca del Templo de Karnak. El medio más bonito para llegar allí es a través del Nilo, dado que se encuentra en una de sus orillas, aunque también es posible acceder por otros medios.

Localización: 
Templo de Lúxor
Luxor Egipto

Valoración: 
Promedio: 5 (5 votos)
Publicado por Última actualización Mié, 08/03/2022 - 22:35